Los routers gestionan las direcciones IP utilizando protocolos de enrutamiento, como OSPF, BGP y RIP. Estos protocolos permiten que los routers compartan información sobre las redes a las que están conectados y las rutas que deben seguir los paquetes de datos para llegar a su destino.
Cuando un paquete de datos llega a un router, el router revisa la dirección IP de destino y utiliza la información de enrutamiento para determinar la mejor ruta para enviar el paquete. Si el router no tiene información sobre la ruta, envía una solicitud de enrutamiento a otros routers en la red hasta que encuentre la ruta correcta.
Además, los routers también pueden utilizar técnicas de traducción de direcciones de red (NAT) para permitir que múltiples dispositivos compartan una dirección IP pública única y para mantener la seguridad de la red.