Linux Containers (LXC) y las máquinas virtuales son tecnologías de virtualización que permiten ejecutar varias instancias o sistemas operativos en una sola máquina física. Sin embargo, hay algunas diferencias clave entre ellas.
1. Nivel de virtualización: Una máquina virtual proporciona una virtualización completa del sistema. Esto significa que simula todo el hardware y el sistema operativo, lo que permite ejecutar sistemas operativos completamente diferentes en la máquina host (por ejemplo, puede ejecutar Windows en una máquina con Linux). Por otro lado, LXC virtualiza el sistema operativo en sí, lo que significa que todos los contenedores deben usar el mismo sistema operativo que la máquina host, aunque pueden tener diferentes configuraciones y aplicaciones.
2. Recursos del sistema: Como las máquinas virtuales emulan todo el sistema hardware, generalmente usan más recursos del sistema que LXC. Es decir, tienden a ser más pesadas en términos de uso de CPU, memoria y espacio de almacenamiento. Por el contrario, LXC es más ligero en términos de recursos del sistema, ya que todos los contenedores comparten el mismo núcleo del sistema operativo y el sistema de archivos subyacente.
3. Aislamiento: Las máquinas virtuales proporcionan un aislamiento más fuerte, ya que cada una de ellas tiene su propio sistema operativo, lo que hace que las fallas del sistema o las intrusiones de seguridad estén más contenidas. LXC, por otro lado, tiene un nivel de aislamiento más bajo, ya que todos los contenedores comparten el mismo sistema operativo.
4. Inicio y gestión: generalmente, las máquinas virtuales tardan más tiempo en iniciarse, ya que tienen que arrancar su propio sistema operativo. LXC, en cambio, inicia contenedores mucho más rápido, ya que básicamente solo tiene que lanzar los procesos de las aplicaciones en el sistema operativo compartido. Además, la gestión de LXC tiende a ser más sencilla, especialmente con herramientas como Docker.