TCP trata las congestiones de red mediante un algoritmo llamado Control de Congestión. Este algoritmo se encarga de regular la cantidad de datos que se envían en la red para evitar una congestión excesiva y garantizar un flujo de datos estable y eficiente.
Cuando la red está congestionada, TCP reduce la tasa de transmisión de los datos y espera una confirmación del receptor antes de enviar más datos. Si el receptor no confirma la recepción de los datos en un tiempo determinado, TCP asume que la red está congestionada y reduce aún más la tasa de transmisión. Si la congestión disminuye, TCP aumenta gradualmente la tasa de transmisión hasta alcanzar el nivel óptimo.
Además, TCP utiliza un sistema de retroalimentación para monitorear la congestión en la red y adaptarse en consecuencia. Este sistema se basa en la recepción de paquetes ACK, que confirman la recepción de datos por el receptor. Si TCP detecta una pérdida de paquetes, asume que se debe a una congestión en la red y reduce la tasa de transmisión de datos.
