La identidad descentralizada funciona a través de sistemas que permiten que las personas o entidades tengan el control total de su propia información personal, sin que exista un intermediario centralizado que la procese o la guarde.
Esto se logra utilizando tecnologías como la cadena de bloques (blockchain) o los registros distribuidos (distributed ledger), que permiten registrar y validar transacciones de forma descentralizada sin la necesidad de una autoridad central.
La identidad descentralizada es administrada por el usuario, quien puede elegir qué información compartir y con quién, sin que esta información sea almacenada en un servidor central. Esto proporciona un mayor nivel de privacidad y seguridad, ya que los datos personales no se encuentran en un punto de vulnerabilidad centralizado. Además, el control de la información es más transparente y el usuario puede revocar el acceso cuando lo desee.
En resumen, la identidad descentralizada permite a los usuarios mantener el control de su información personal sin depender de intermediarios centralizados y da lugar a una mayor seguridad y privacidad.